FRANCIA, Enjecimiento y estrategias residenciales en las pensiones de trabajadores inmigrantes

[ Ousmane SAKHO saxusman@hotmail.com ]

El caso de los trabajadores sub-saharianos.
El envejecimiento es un fenómeno que afecta a la totalidad de la sociedad francesa: en el año 2003, la población mayor de 60 años ascendía a 12 millones de personas, lo que representa un 21 % de la población total. En el año 2020, se estima que llegue hasta el 27 %, es decir, 17 millones. En el año 2015, 40 % de la población tendrá más de 50 años.

La elevada mortalidad registrada en el verano del 2003, a causa de la ola de calor (canicule), hizo que la opinión pública se interesara por la vulnerabilidad y el aislamiento de este grupo de población. Muchos jubilados y personas mayores, al margen de ser extranjeros o no, se enfrentan a los mismos problemas ligados a la tercera y cuarta edad: debilitamiento de las relaciones sociales y “fragilización” de la salud.

Dentro de esta población “vulnerable” existe una franja “invisible y silenciosa” que parece aún más aislada que el resto, a causa de sus condiciones socio-económicas: los trabajadores inmigrantes envejecen en sus pensiones.
Esta población, envejecida precozmente a menudo a causa de una vida de trabajo en condiciones difíciles, es en su totalidad masculina. Su condición de solteros o “solterizados” (las familias residiendo en su país de origen) refuerza su aislamiento.
Llegado el momento de la jubilación o en caso de una baja importante por enfermedad, la disminución de los ingresos y la necesidad de enviar dinero a sus familias forman parte de las razones que les obligan a quedarse en Francia, en los mismas residencias que ellos mismos “envejecieron”.

La crisis económica de 1974, se vio acompañada por un brusco aumento del paro y por el establecimiento las restricciones de entrada y permanencia de los trabajadores inmigrantes en Francia. Hasta ese momento, la mayoría de los trabajadores subsaharianos regresaban una vez cumplidos sus proyectos migratorios, para reencontrarse con sus familias. Este era el caso también de una buena parte de los trabajadores de origen magrebí que residían en el mismo tipo de pensiones. Sin embargo, hoy en día, es en estos lugares donde estos últimos terminan sus vidas, en condiciones precarias y de aislamiento extremas.

Este trabajo trata de verificar la hipótesis de que una vez alcanzada la edad de jubilación y contrariamente a sus homólogos magrebíes, los inmigrantes del África subsahariana continúan, por razones específicas a su migración, regresando a sus países de origen una vez adquiridos sus derechos. Continuarían por tanto la misma tendencia de sus predecesores, que inmigraron antes de la crisis. En muchos casos, los nuevos inmigrantes pertenecen a los mismos pueblos, a menudo a las mismas familias y pasan a ocupar las mismas pensiones que sus predecesores.

El contexto socioeconómico ha evolucionado profundamente desde entonces, pero el objetivo final de volver ha permanecido invariable para la generación que accede hoy a la jubilación. Se trata de localizar, en el tiempo y en el espacio, esta franja de población, para analizar sus estrategias residenciales y las motivaciones subyacentes. Esto podría permitir explicar de paso, la distorsión entre el deseo de regresar al país de origen de los trabajadores del África subsahariana residentes en Francia y ese no-regreso anunciado por las estadísticas oficiales.
Tesina de tercer ciclo, Escuela de arquitectura de Paris la Villette, Febrero 2006.

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